¿Reactivación de la economía o de las protestas?
Alan Fairlie
Luego del encuentro de PPK con la lideresa de fuerza popular, han salido cifras y encuestas que tratan de mostrar una recuperación económica. Lamentablemente, los datos agregados recogen cifras extraordinarias por dos jornadas de pesca, y otros crecimientos no sostenibles.
La inversión privada en rojo los últimos años, debe recuperarse, pero para ello se requiere confianza y que la economía se mueva. Pero, esta no crecerá si no hay inversión privada. Es un círculo vicioso que tiene que ser roto de alguna manera. Lo que está al alcance del gobierno es el shock de inversión pública, entre otros destinos, para un uso adecuado en la reconstrucción luego de los desastres. Aunque aquí parece querer privilegiarse asociaciones público privadas, o modalidades similares.
Pero otro factor serían las expectativas. Si las cosas se cree mejorarán, que el destrabe de algunos proyectos ahora si se logrará, entonces probablemente alguna inversión privada aumente. Pronto sabremos si los datos agregados positivos contribuyen a un cambio de tendencia, o si solo fue una ilusión pasajera.
Lo mejor sería que se implemente de una vez un shock de inversión pública, más que un boom de asociaciones público-privadas, para que medidas como la reciente baja de la tasa de interés del BCR tengan algún sentido. También es urgente aumentar el crédito real al sector productivo para evitar problemas de liquidez y en la cadena de pagos, típicos de períodos de enfriamiento o recesión de las economías.
Es decir, una adecuada combinación de políticas fiscal y monetaria para la reactivación. Eso sería lo ideal, más que renovadas emisiones de bonos. Hay que analizar con detenimiento el endeudamiento público, que se suma al privado, que ya es importante como porcentaje del PBI.
Reactivación de las protestas
Mientras debaten en el gobierno los mecanismos o los mejores operadores para la implementación de sus propuestas, la protesta callejera arrecia.
Los maestros en todo el país, con las diferentes direcciones políticas tienen puntos en común para la defensa del magisterio, sus condiciones de vida y la reforma educativa. Especialmente masivas han sido las marchas en el sur, particularmente en el Cuzco. Atribuir la causa principal de la movilización a dirigencias radicales no parece ser una buena lectura, ya que se perdería de vista lo central que es el descontento de los maestros, particularmente en las regiones.
El sector salud también está en pie de lucha. Se puede discutir sobre el SIS, la estructura institucional y si la responsabilidad la tiene o no la ministra a la que se pide su renuncia. Pero, está claro que una de las promesas de PPK fue aumentar sustancialmente el presupuesto del sector salud, que no se ha cumplido.
Tampoco las mejoras de las condiciones laborales y sus ingresos, menos el respeto a sus derechos, amenazados por una “reforma laboral” impulsada por el ministro del sector haciendo caso a los gremios empresariales. La pregunta es si en medio de esta ola de protestas, el gobierno anunciará el 28 de julio el paquete de medidas que tienen preparadas, y que motivó el retiro de las centrales sindicales del consejo nacional del trabajo.
Pero, también están los mineros en pie de lucha. Y, esta es la columna vertebral del modelo. Luego de años, los trabajadores del sector inician una huelga a nivel nacional, que antes estuvo concentrada en regiones. El modelo no “chorreó” lo suficiente al conjunto de la sociedad, ni siquiera al interior del propio sector.
Grave dilema para el gobierno. Necesitan que la inversión privada aumente sustancialmente. Pero, le piden, no solo mantener las extraordinarias condiciones de acumulación que tuvieron desde la década del noventa. Le demandan, mayor flexibilización laboral, de los estándares ambientales y reducción de las atribuciones del sector en el cumplimiento de estándares y compromisos internacionales.
Impulsar los proyectos “destrabados” (como el aeropuerto, la continuación del metro) es un desafío. Pero, implementar los proyectos mineros paralizados por la protesta social que ha implicado la pérdida de numerosas vidas humanas, es otro cantar.
La protesta y huelga de los trabajadores en el régimen CAS, solo muestran la precariedad de los empleos que se han generado en los últimos años. Las trágicas muertes de jóvenes encerrados para trabajar, que se evidenciaron con los incendios, es una muestra de la gran heterogeneidad y coexistencia simultánea de productividades, ingresos y empleos en diferentes sectores productivos, y el despertar de la ilusión de crecimiento que nos llevaría al primer mundo, que había sido alentado por algunos.
El gobierno tendrá apoyo para su “reforma” inicialmente con fuerza popular, pero las protestas actuales y las nuevas que se agudizarán si esto se implementa, pueden modificar el escenario. Las fuerzas del cambio, más allá de sus diferencias, deberían coincidir en al apoyo a los sectores en lucha, y el planteamiento de alternativas a la situación actual.
Artículo publicado en LaMula.pe y en Diario Uno