Firmeza y convicción social para vivir mejor en democracia

Julio César Bazán Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores del Perú – CUT Perú

Sin duda el combate al Covid-19 nos obliga a suspender la lucha por los reclamos, sociales, laborales y ambientales, formulados contra las políticas neoliberales del gobierno y por la restitución del diálogo social;  pero obviamente no nos olvidamos, de la derogatoria de la Política de Competitividad y Productividad aprobada el 2018, del Plan de Competitividad y Productividad y de la extensión del régimen de Agro exportación del 2019, ni de los DU de negociación colectiva y otros del sector público del 2020. De igual forma seguirá pendiente, para descifrar en el futuro el origen del Covid-19.

La urgencia es vencer la pandemia, por lo que ahora analizaremos las medidas adoptadas por el gobierno y examinaremos el comportamiento social empresarios, trabajadores y ciudadanía en general frente a ellas y así sacar lecciones aprendidas y sentar las bases de una propuesta social post Covid-19.

De entrada, viendo la realidad en el mundo y la respuesta global frente a la pandemia, deducimos que las medidas adoptadas hasta ahora son necesarias y las respaldamos; a pesar que las iniciales nos muestran, tanto en su adopción como en la concreción, los múltiples inconvenientes y las carencias de las políticas públicas; que de hecho provienen del modelo que durante años se ha implementado con resultados nefastos para la salud del país.

Sin embargo, si tomamos en cuenta que desde el año pasado se sabía, que el virus causaba estragos y muerte en China; deducimos, que las primeras medidas del gobierno, tomadas recién en marzo, resultan tardías. De allí hacia adelante; los sucesos nos muestran la vacilación del gobierno para tomar medidas y la timidez, para implementarlas.

La pregunta es, ¿por qué se continuó  como si no pasara nada? Obvio la respuesta precisa solo la tiene el gobierno; pero es evidente, que la preservación de la salud y la vida de la gente, no era prioridad en el enfoque del gobierno; sino otros temas, como podría ser, la salud de la economía y de los negocios. Las líneas de acción de las mineras, y de la CONFIEP; de presión mediática torciendo el concepto de “esencial”, que identifica a las empresas que habilitadas por el Decreto de Urgencia 044-2020 para trabajar en la emergencia; nos da luces para ver por dónde iba la cosa y con el actuar del presidente, rectificando al premier y modificar el decreto, corrobora fácticamente que lo que estaba primando es el no deseado control del gobierno por la CONFIEP y el empresariado.

La exclusión del diálogo social en la toma de decisiones y en la puesta en marcha de las medidas en los centros de trabajo; son un indicador  claro de que el abuso empresarial y la vulneración de la libertad sindical son la regla en la política laboral del gobierno y que el Ministerio de Trabajo, como  protector de los derechos de los trabajadores, en la práctica no existe en las relaciones laborales, tampoco en las grandes decisiones del Estado, con fuerte impacto laboral.

El desacato al aislamiento social;  nos muestra, que el autoempleo, el individualismo ideológico y el mal comportamiento empresarial; se encuentra arraigado en la sociedad y se expresa, en los auto empleados como búsqueda del sustento diario y en el empresariado, forzando con prepotencia a asistir a laborar. Pero se ve que todos ceden; por el temor al más fuerte, en el toque de queda a la policía, la fuerza armada y en las intervenciones policiales, ante el temor a la multa y el deterioro de la imagen de responsabilidad social que aparentan.

El difícil seguimiento a los infectados, las agudas necesidades de agua y la atención a de las muertes; nos dan cuenta, del resultado de los años de implementación de las políticas de privatización de la salud y de los servicios esenciales; así como del recorte presupuestal permanente, a los sectores sociales, salud, educación vivienda etc. y al personal de salud y del Estado en general. Que solo lo podremos superar, con firme voluntad política social y con fuertes inversiones, como los que se están haciendo. También son un dato importante, los aplausos espontáneos en las horas de inmovilidad, porque se constata que la unión ciudadana es una posibilidad latente tras una justa causa que beneficia a todos.

Sin duda las peruanos y los pueblos del mundo unidos, derrotaremos al fatal Covid-19 y nos quedaremos con todas las lecciones aprendidas; entre ellas, la de no vacilar a la hora  de priorizar a los seres humanos; en la definición e implementación de políticas públicas sociales; cuando se trata de superar con justicia y equidad los desórdenes laborales; y la de aumentar el presupuesto para los servicios sociales en general. En suma queda claro que se necesita un cambio integral de enfoque que privilegie siempre lo social.

Foto tomada de: Andina

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