Liquidación de UNASUR: Mala noticia para la integración regional
Alan Fairlie
EL 22 de marzo se pretende liquidar UNASUR en Santiago de Chile. El pretexto es crear PROSUR, implementada por el anfitrión y Colombia, principalmente (iniciativa de quién?).
Se ha pretendido decir que UNASUR fue un instrumento chavista para impulsar el socialismo del siglo XXI. En realidad es heredera de la Comunidad Sudamericana de Naciones, lanzada en el Cuzco en su momento. Esta fue propuesta por el Presidente Cardoso, como parte de la estrategia brasilera de consolidar no solo Mercosur, sino Sudamérica como parte de su proyección externa. Esta política continuó con diferentes gobiernos y hoy está en tela de juicio.
La respuesta de los países críticos a la liberalización y los TLCS fue el ALBA, y a nivel político hemisférico la CELAC. UNASUR, no priorizó aspectos comerciales, económicos, sino los temas de defensa, integración energética, infraestructura, educación, ciencia y tecnología, buscando la cooperación sur-sur. Tuvo rol protagónico en solución de conflictos de la región, al comienzo.
Coexistía en su seno el ALBA y la Alianza del Pacífico, respuesta de la “integración de los TLCs” al regionalismo pos-liberal que se generaba en la región como respuesta al neoliberalismo. La agenda planteada permitía esa coexistencia, no eran ejes “chavistas”. Esta concepción y estrategia la desarrollaban en el ALBA.
Lo que si constituía era un proceso de integración con autonomía de la superpotencia, que buscaba una articulación con los BRICS, la cooperación sur-sur y la construcción de un mundo multipolar. Eso es lo que se pretende destruir.
PROSUR es un paso atrás, es un proyecto ideológico que busca aislar a Venezuela y cualquier país que decida un camino que no cumpla con la “democracia, la economía de mercado y la defensa de los derechos humanos”. Estamos viendo como son actores extra-regionales los que definen eso, lo cual es una espada de Damocles no solo para los procesos de integración, sino para cualquier camino independiente que se quiera impulsar en la región.
En realidad no lo necesitan. Tenían la Alianza del Pacífico para ello. El cambio de gobierno en México no liquida ese bloque. Con las modificaciones políticas en los países del Mercosur, las posiciones de liberalización predominan. Por lo que una convergencia Alianza del Pacífico- Mercosur, bastaría para consolidar una integración que le dé prioridad a mecanismos de mercado. La facilitación de comercio, infraestructura y las cadenas regionales de valor, constituyen un agenda posible de articulación, sean países “neoliberales” o del “socialismo” del siglo XXI. Inclusive, organismos insospechados de “chavismo”, como el BID, CEPAL, Banco Mundial, CAF, han recomendado esa agenda.
Pero, hay una responsabilidad de Venezuela y Bolivia en la crisis. Su intransigencia, la pérdida de realismo político de no reconocer la nueva correlación de fuerzas en Sudamérica, los llevó a querer atornillarse en la secretaría general del organismo, como si los cargos burocráticos iban a imponer el curso de las circunstancias. En vez de ceder la secretaría general en aras del consenso, dieron el pretexto para que 6 países se retiren temporalmente en abril del 2018. No reaccionaron, y Bolivia que tiene la presidencia de turno, no actuó correctamente y ahora se pierde soga y cabra. Tremenda irresponsabilidad histórica. Por tratar de conservar lo formal dieron el pretexto para una liquidación de esta importante experiencia autónoma de integración, independiente del designio de las grandes potencias.
A un realineamiento político de seguimiento a iniciativas de la superpotencia, se le da una vuelta de tuerca, creando un organismo de “integración” a su medida.
Por la forma en que nace este proyecto, pensamos que no tendrá larga vida. Hay oposición significativa de diferentes fuerzas políticas, inclusive al interior de los mismos países proponentes. Y, el péndulo político cambiará, como tantas veces en Sudamérica. Corresponde a quienes defendemos la integración regional, fortalecer la CAN, MERCOSUR, la propia Alianza del Pacífico y buscar la convergencia de los procesos. La UNASUR debería ser relanzada y no liquidada. Ecuador se retira y el edificio que donó en Quito lo destinará a otros usos. Algo similar tendrá que hacer Bolivia con la sede del Parlamento que quería tener en Cochabamba.
Este es solo un capitulo triste en la historia de la integración, habrán tiempos mejores.
Foto: tomada de NODAL.AM