Ordenamiento territorial con enfoque integral

Los países de la región han venido implementado políticas y planes de ordenamiento territorial, los cuales se han caracterizado por presentar una diversidad de enfoques y diferentes grados de avance y resultados. Sin embargo, aún persisten los problemas asociados a situaciones de vulnerabilidad frente a la localización de ciertos usos y actividades en zonas de riesgos naturales, déficits en infraestructura y conflictos socioambientales, entre otros problemas.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), existen graves distorsiones y desequilibrios que responden a la ausencia de una herramienta de ordenamiento territorial que integre y articule en un mismo cuerpo instrumental elementos físicos y geográfico-espaciales del territorio con elementos socioculturales y económicos. Esta ausencia impide el logro de las metas de desarrollo sustentable.

Por otro lado, algunas investigaciones sostienen que el modelo de ordenamiento territorial en la región se ha caracterizado por presentar debilidad normativa –puesto que no todos los países cuentan con una Ley de Ordenamiento Territorial–, diversidad de enfoques de planificación y sesgos instrumentales.

Asimismo, se caracterizan también por divergencias del marco institucional, débil articulación con los gobiernos locales, débil participación de la población, desvinculación entre el ordenamiento territorial y la inversión pública y falta de desarrollo de capacidades e innovación para el ordenamiento territorial.

En nuestro país, lamentablemente no existe una ley de ordenamiento territorial que nos permita estar preparados y adoptar medidas de prevención frente a fenómenos naturales y desarrollar de forma sostenible y sustentable nuestras actividades económicas, además de garantizar un crecimiento habitacional ordenado.

En la actualidad existen cinco proyectos de ley en el Congreso que buscan la creación de una ley de ordenamiento territorial. Lamentablemente, estos proyectos se siguen discutiendo en las comisiones y no se les ha dado la importancia que merecen.

En ese sentido, se debe impulsar la transición hacia un modelo de ordenamiento territorial sostenible, mediante un adecuado diseño y la articulación entre planificación territorial del desarrollo y la sostenibilidad ambiental. Asimismo, fomentar procesos de monitoreo y evaluación de los resultados y promover la complementariedad territorial y productiva, junto con la participación democrática de la población orientada. Solo así podremos alcanzar un desarrollo sostenible a largo plazo.

Foto tomada del Diario «El Peruano»

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