Inversión Extranjera Directa (IED) y desarrollo

Alan Fairlie Reinoso

CEPAL ha publicado recientemente su informe sobre inversión extranjera en la región, el cual reseñamos a continuación.

Luego del auge de las commodities, se observa en la última década una tendencia a la baja de la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina (la cual coincide también con el estancamiento de la IED a nivel mundial que viene desde la crisis subprime). En el periodo 2000-2019, el inversor más importante es Europa. De otro lado, si bien China se convirtió en uno de los mayores impulsores de la IED, ha reducido la expansión de sus inversiones. De otro lado, se observa que, en el caso de los países andinos, la IED se dirigió principalmente a recursos naturales y a servicios (concentrando entre ambos más del 90%).

De otro lado, la inversión intrarregional se ha reducido, observándose también que la inversión latinoamericana ha perdido fuerza en el periodo 2000-2019. Además, la CEPAL señala que la IED no ha contribuido a modificar la estructura productiva hacia una mayor diversificación, y las políticas de atracción de inversiones de nuestros países no ha estado vinculada a las estrategias de desarrollo productivo. Sin embargo, la IED brinda la posibilidad de fomentar la sostenibilidad y avanzar en la transformación hacia una economía verde, dado el dinamismo de los proyectos en energías renovables.

Debido a la pandemia, se estima que la IED mundial caería un 40% en 2020 (alcanzando su nivel más bajo en 2021). En el caso de ALC, la CEPAL señala que el descenso sería entre el 45% y 55%. Asimismo, a nivel de sectores, las transnacionales han rebajado sus previsiones de beneficios principalmente en minería, servicios y manufactura. También, se ha reportado restricciones la la IED vía adquisiciones de empresas en sectores estratégicos.

IED, cadenas de valor y política industrial

De otro lado, la geografía productiva también ha sido impactada por esta crisis. El auge de las cadenas mundiales de valor ha terminado. El incremento de factores externos y eventos que ponen el riesgo las cadenas de suministros y factores geopolíticos y tecnológicos, están promoviendo ir en la dirección contraria (proceso que parece acelerarse por la pandemia de Covid-19). Esta situación impone una serie de desafíos a América Latina, entre ellos: frenar la presión de reshoring hacia los Estados Unidos, y aprovechar las oportunidades de nearshoring; lo cual requiere se articulen las políticas industriales con las estrategias de atracción de IED, a fin de crear capacidades locales y fortalecer los sistemas productivos regionales.

En este punto, se debe utilizar la IED para impulsar la sostenibilidad y atender los problemas estructurales que impiden se transite hacia el desarrollo sostenible de la región. Por lo cual, se deben examinar nuevas áreas como la electromovilidad, las energías renovables, la industria de la salud, la bioeconomía, las tecnologías digitales, el turismo sostenible, la economía circular, entre otros.

En esta línea, se plantea como una opción viable el desarrollo de la industria de dispositivos médicos, el cual es un sector estratégico y de tecnologías avanzadas, y que puede captar las oportunidades de las tendencias actuales y reconfiguraciones en la producción mundial. Para tal fin, es necesario alinear las prioridades políticas para desarrollar capacidades industriales y tecnológicas regionales y nacionales. De esta manera, es esencial fortalecer las relaciones entre el sistema sanitario, los centros de investigación y las empresas de dispositivos médicos, aprovechar sinergias con las start-ups de base tecnológica, mejorar articulaciones entre empresas transnacionales y nacionales, fomentar y vigorizar la internacionalización de las empresas. Y, dinamizar el comercio intrarregional mediante la armonización de la regulación e impulso de la cooperación regional.

De esta manera, la política industrial debe estar enfocada en promover los sectores y las cadenas productivas que impulsen el desarrollo sostenible; diseñar planes que involucren una masa crítica de MIPYMES para aumentar la productividad; aprovechar escala y desarrollar complementariedades a nivel regional a través de acuerdos de cooperación; así como los espacios de articulación científica.

Estos deben ser los debates para el Perú del Bicentenario. La inversión extranjera, puede jugar un rol complementario en una estrategia de desarrollo diferente para el país. Pero, supone una distribución adecuada de los beneficios de las estrategias que se implementen, desde una práctica inclusiva y sostenible.

Imagen: Negocios.pe

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