INFORME OECD SOBRE START-UPS EN TIEMPO DE PANDEMIA

Alan Fairlie Reinoso

El último miércoles 13 de mayo, la OECD publicó informe titulado “Start-ups in the time of COVID-19: Facing the challenges, seizing the opportunities”(1) el cual sintetiza los canales de impacto de la crisis por coronavirus sobre las start-ups en países OECD.

A diferencia de pequeñas y medianas empresas, las start-ups están inmersas en actividades de alto riesgo. Por ello, uno de los primeros canales de transmisión del shock por coronavirus es a través del financiamiento. Además, debido a la abrupta reducción de la demanda generada por las medidas de confinamiento social, se han convertido en las empresas financieramente más frágiles y más propensas a la bancarrota. También hay riesgos de que disminuya el dinamismo empresarial.

Con el objetivo de facilitarles liquidez, varios países han implementado programas focalizados en start-ups. Alemania anunció programa de ayuda para ampliar financiamiento de ‘venture capital’. El Reino Unido anunció que cofinanciará proyectos de start-ups que se encuentren en un estado financiero crítico.

Se prevé que start-ups puedan aprovechar los cambios en los patrones de consumo e innovar. Por ejemplo, en el terreno digital, pueden incursionar en la telemedicina, cuidado personal a distancia, teletrabajo, educación online, entre otros. La idea es que puedan adelantarse a necesidades del mundo post-Covid, con cadenas de suministro y ciudades transformadas.

Los gobiernos también tienen un importante rol que cumplir. En el corto plazo, la OECD sugiere que se apoye financieramente a start-ups con créditos garantizados, préstamos directos, subsidios, etc. Una segunda tarea es facilitarles información a través de plataformas digitales, las mismas que deberán contener recomendaciones de manejo de flujos de caja, buenas prácticas, entre otras. A la vez, resulta importante que se siga fomentando I&D y se premie las innovaciones radicales que ayuden a mitigar efectos del coronavirus en el sector salud. Una última tarea es promover la continua capacitación de emprendedores y así prevenir depreciación de su capital humano. En esa línea, se podría promover el networking, acceso a mercados internacionales, asesoramiento empresarial, cooperación universidades-empresas, entre otras medidas.

La OECD realiza una mención aparte a las barreras que limitan el emprendimiento. Sugiere que se reduzcan o simplifiquen los procesos burocráticos y acelerar la transición hacia un gobierno más digitalizado. Una tarea igual de importante es sumar esfuerzos con actores privados para asegurar disponibilidad de financiamiento de start-ups en todos sus niveles de desarrollo. De acuerdo a las realidades de cada país se podrían proporcionar recursos públicos a los fondos de capital de riesgo o hacerse cargo de acciones de inversores en default.

En el Perú, deberíamos apoyar estas empresas, que tienen dinamismo no solo en Lima sino en regiones del país. Es fundamental que puedan no solo sobrevivir, sino expandirse, ya que tienen un rol fundamental que jugar en el periodo post covid-19. Son claves en una estrategia de diversificación productiva,  no solo en el mercado doméstico, sino en la exportación de servicios no tradicionales.

(1)https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=132_132859-igoa9ao1mc&title=Start-ups-in-the-time-of-COVID-19-Facing-the-challenges-seizing-the-opportunities

Foto: BBVA

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