15 DE OCTUBRE DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES RURALES
“El empoderamiento de las mujeres y las niñas rurales es esencial para construir un futuro próspero, equitativo y pacífico para todos en un planeta sano…. sin embargo, las mujeres y las niñas rurales siguen viéndose afectadas de forma desproporcionada por la pobreza, la desigualdad, la exclusión y los efectos del cambio climático”. António Guterres, Secretario General de la ONU.
La problemática que atraviesan las mujeres rurales es preocupante. Según la FAO, las campesinas tienen una mayor probabilidad de experimentar inseguridad alimentaria grave. En América Latina, un 5% de ellas tiene esta probabilidad, proporción que en el caso de los hombres alcanza al 4,3% y sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza[1].
Pese a representar más del 43 % de la mano de obra agrícola, cuidar la biodiversidad y aportar conocimientos valiosos y esfuerzos en la lucha contra el cambio climático, Las mujeres rurales, no disponen del mismo acceso a la tierra, los créditos y materiales agrícolas, se les dificulta la apertura de mercados o la consolidación de cadenas productivas con valor agregado[2].
Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos y se les restringen derechos básicos, como la educación y la salud y no cuentan con acceso a infraestructura, como las redes de agua y saneamiento o infraestructura hidráulica para cultivos.
Según estudios de la FAO, se estima que en la región con algo más de 640 millones de personas, 48 por ciento de la población rural es femenina. (Lo que equivale a 60,5 millones de mujeres). De ellas, el 40% se encuentra en pobreza, la que se profundiza por los efectos del cambio climático en la agricultura, actividad de la que dependen, y que impactan en su salud, bienestar y seguridad[3].
Con este panorama, los estados tienen la enorme responsabilidad de elaborar y fortalecer políticas públicas orientadas a solucionar la problemática de las mujeres rurales, ocasionada entre otros factores, por el abandono mismo del estado, la falta de un enfoque de género y la ausencia de políticas de ordenamiento territorial y diversificación productiva, que les permitan acceder a los servicios de manera equitativa.
Por lo que desde mi despacho, reafirmo mi compromiso de seguir trabajando por la seguridad alimentaria y la participación de las mujeres como ejes fundamentales para la construcción de un nuevo modelo de desarrollo. Asimismo, he presentado y ha sido aprobado en el Parlamento Andino la Recomendación 349 para impulsar la autonomía económica de las mujeres, con la finalidad de aportar herramientas para la elaboración de políticas públicas que permitan mejorar su calidad de vida especialmente en las zonas rurales.
[1] FAO: http://www.fao.org/3/i8750es/I8750ES.pdf
[2] ONU MUJERES (2018): http://www.unwomen.org/es/news/stories/2018/10/statement-un-women-international-day-of-rural-women