Pesca artesanal y economía azul

Alan Fairlie Reinoso

El Perú es uno de los países con mayor abundancia de recursos hidrobiológicos. Esta riqueza es aprovechada por la actividad pesquera que está representada por dos grandes grupos: la pesca de gran escala, que utiliza las grandes embarcaciones con procesos modernos para la extracción de ciertos productos, como la anchoveta y sus derivados, que son bastante demandados a nivel internacional; y la pesca artesanal, que extrae una mayor diversidad de especies, principalmente para el consumo humano, pero que se mantiene en condiciones precarias y con altos niveles de informalidad, lo cual ha llevado al sector a una cada vez menor productividad.

A lo largo de la costa peruana se extienden diversos centros de pesca artesanal, concentrándose principalmente en las siguientes regiones: Áncash, Lima, Piura y Tumbes, cada una de ellas con sus propias características, tanto en cuanto a las embarcaciones como en lo que se refiere a las técnicas empleadas, lo que permite una captura también bastante diversa, de más de 300 especies marinas. Sin embargo, los datos de IMARPE nos dicen que el 90% de los desembarques están concentrados en solo 10 recursos, destacando entre ellos: la pota (53.2%), anchoveta (21.2%), concha de abanico (6.9%), bonito (2.3%), perico (2.2%) y caballa (2.1%).

Cabe señalar que los desembarques de la actividad artesanal son realizados en 87 puntos a lo largo del litoral, de los cuales solo 49 contaban con alguna infraestructura. Se destacan los Desembarcaderos Pesqueros Artesanales (DPA), que provee el Estado por intermedio de Produce y los gobiernos regionales y son administrados por las asociaciones de pescadores artesanales (aunque solo 10 se encuentran operativos).

La escasez e inadecuada infraestructura es uno de los problemas de la actividad artesanal, al que se suman: la entrada cada vez mayor de pescadores informales; el poco control y fiscalización de las actividades que se dan por fuera de la ley; y las pérdidas de la producción que se dan por el mal manejo que se hace en la extracción. Para el año 2019, el BID calcula que la pérdida del valor en el sector artesanal es de alrededor de 376 millones de dólares, mientras que, para todo el sector pesquero, llega más de US$ 1,000 millones.

Tabla 1: Pérdida de valor del sector pesquero (US$)

Fuente: BID

 Si bien, existen algunos avances en favor a la promoción de sector pesquero y de la pesca artesanal como por ejemplo: la promoción de la formalización en la pesquería artesanal (Decreto Legislativo Nº 1273), el otorgamiento de permisos de pesca (Decreto Legislativo Nº 1392), y el Decreto Legislativo Nº 1393 que regula la interdicción para combatir las actividades ilegales en el sector; se requieren de acciones y medidas que permitan garantizar la sostenibilidad de este sector más aún en el actual contexto.

 Con la pandemia, se produjeron choques de oferta como de demanda: primero, debido a la interrupción en las cadenas de suministro, por el cierre de algunos puertos y mercados mayoristas; y segundo, por la disminución en el consumo de productos, debido a las restricciones de la venta directa a los consumidores y al cierre de los restaurantes que consumían productos frescos. Todo esto produjo una reducción drástica de los ingresos de los pescadores, y escasez de algunos productos hidrobiológicos relacionados a la pesca artesanal.

En ese sentido, organismos multilaterales como el BID[1] han elaborado una serie de recomendaciones orientadas a la reactivación del sector, estableciendo tres ejes prioritarios:

  • Gestión de la información: sistema de información y plataforma digital que centralice las bases de datos de las pesquerías sobre aspectos biológico-pesqueros, económicos y sociales, y fortalecer las acciones de monitoreo e investigación pesquera por parte del IMARPE.
  • Fortalecimiento institucional: planeación estratégica, la articulación entre PRODUCE y los GORE para mejorar el desempeño de la gestión pesquera a nivel regional, y crear un organismo independiente ad hoc que sea responsable de las funciones de supervisión, fiscalización y sanción.
  • Ordenamiento pesquero: instrumentos para el monitoreo de indicadores y aspectos relacionados al esfuerzo pesquero, puntos de desembarque, cuotas de captura, zonas de operación por tipo de flota, entre otros.

La crisis social y económica que estamos viviendo, nos demanda transitar hacia un nuevo modelo de desarrollo más sostenible que promueva la diversificación productiva, en donde el sector pesquero y el manejo responsables de los recursos marinos tiene un rol esencial. Se debe impulsar la economía azul, teniendo en cuenta el gran potencial que tiene.

Por tal motivo, desde mi labor como parlamentario andino, y en aras de aportar al desarrollo del país y la región  presenté al Parlamento Andino y se aprobó el Marco Normativo de Economía Azul Sostenible, que busca el empoderamiento de la pesca artesanal, así como las pequeñas y micro empresas locales dentro del sector; además de promover la investigación y la adopción de nuevas tecnologías en el ámbito marino costero; la protección de la biodiversidad de dichas zonas y áreas naturales; así como, la creación de redes de conocimiento e intercambio en materia de Economía.

Ojalá, sea una de las prioridades en las políticas del futuro próximo.


[1] BID(2021) ¿Cómo generar más valor en la pesca artesanal? Desafíos, brecha de valor potencial y recomendaciones de política

Foto: Infomercado

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