PANDEMIA Y PENSIONES EN AMÉRICA LATINA
Alan Fairlie Reinoso
La Organización Internacional del Trabajo – OIT, ha publicado una reciente nota informativa denominada “Las pensiones y la seguridad económica de las personas mayores en América Latina ante un futuro cada vez más incierto”[1], donde se exponen diversos temas para el debate del futuro de las pensiones ante el impacto de la pandemia del Covid-19.
La OIT señala que el objetivo de las reformas a nivel de las pensiones que se dieron previo a la pandemia, iban camino a un sistema sostenible que asegure la cobertura universal de las pensiones, basados en la Recomendación Nro. 202 de la OIT “Sobre los pisos de protección social”. Para cumplir este objetivo, era necesaria una combinación de las prestaciones contributivas y no contributivas. Las prestaciones contributivas corresponden a los aportes al sistema de pensiones de los trabajadores formales, mientras que las no contributivas dependen del presupuesto del Estado destinado a las pensiones.
En ese sentido, expone una serie de experiencias en América Latina. Prestaciones no contributivas, cuando se establece un fondo fijo y universal a toda la población a la que se sumarán las prestaciones contributivas, como la “Renta Dignidad” de Bolivia. Asimismo, cuando se otorga un ingreso básico para quienes no tienen otros ingresos, como la Pensión Básica Solidaria en Chile; o si su ingreso es menor, es completado como se da con la Pensión Universal para el Adulto Mayor en Argentina, entre otros.
La implementación de una cobertura universal, se sostiene en el nivel de tributación de los países de la región. La OIT señala que en América Latina hay una baja tributación: el promedio de la región creció del 18% al 23% del PBI, entre 2000 y 2018. Sin embargo, sigue por debajo del promedio de la OCDE, que es un 34% del PBI. Solo Brasil, Argentina y Uruguay alcanzaron una carga tributaria superior al 30% del PBI, el resto de los países se encuentran entre el 17% y 22% del PBI. Ello se debe principalmente a los elevados niveles de evasión y elusión tributaria, y la debilidad del cobro de imposición sobre las rentas y propiedad.
Agenda de políticas sobre las pensiones
Para la OIT, el futuro del sistema de protección social para las personas mayores que garanticen una cobertura universal, ya se había avanzado en el sistema de pilares. De esta manera, el primer pilar corresponde a una prestación de ingreso básico para toda la población o quienes no tuvieran otros ingresos. Un segundo pilar, es el del tipo contributivo y obligatorio; y, un tercer pilar (que es voluntario u obligatorio), y consiste en el aporte a un sistema de capitalización individual o colectivo. El primer pilar depende del espacio fiscal, el segundo pilar de la estructura del empleo y la formalización laboral, y el tercer pilar es voluntario.
Sin embargo, con la pandemia, los esfuerzos de muchos países por desarrollar los tres pilares o implementar reformas previsionales, afrontan una gran incertidumbre. Hay países con cobertura alta que tienen baja situación de extrema pobreza, más del 50% de trabajadores aportan y el presupuesto público para las pensiones es elevado (como Brasil, Argentina y Uruguay). Países con baja cobertura, tienen alta situación de pobreza extrema y reducido gasto público en pensiones (Centroamérica, Perú y Paraguay).
Entre los desafíos que señala la OIT están: las restricciones frente a la crisis económica y su impacto en el empleo, los salarios, el nivel de actividad y el financiamiento del sector público. Por otra parte, los límites de mantener los niveles de aportes y contribuciones basados en salarios adecuados, para asegurar niveles de beneficios. Finalmente, las limitaciones de aspectos institucionales, como la posibilidad de los gobiernos de establecer modificaciones paramétricas y estructurales a los sistemas (que podría generar conflictos sociales). Por lo que, se deben actualizar los diagnósticos, para redefinir los ejes sobre los que se construyan los sistemas de protección social de cobertura universal, equitativos y sostenibles, en el futuro.
Este contexto de crisis, ha puesto a prueba nuestro sistema de seguridad social que tiene muchas deficiencias y falta de una protección adecuada a la población. En ese sentido, conforme lo señala la OIT, debemos ir camino a lograr una cobertura universal de las pensiones que permitan brindar una vejez digna a nuestros adultos mayores, reduciendo los niveles de pobreza y pobreza extrema.
Desde mi despacho parlamentario, y comprometido a sumar esfuerzos a una propuesta integral de la reforma de pensiones, presenté y fue aprobado en el Parlamento Andino la Recomendación Nro. 378 “Sobre los Pisos de Protección Social para los trabajadores andinos” y el Marco Normativo “Sobre garantías mínimas de seguridad social, pensiones y/o jubilaciones en los países Andinos”. En relación a la necesidad de fortalecer la recaudación tributaria que permita contar con los recursos para el financiamiento de las pensiones y el desarrollo, presenté la Recomendación Nro. 382 “Fortalecer la Lucha Contra la Evasión y Elusión Tributaria para Ampliar la Recaudación Fiscal en la Región Andina”. Debemos lograr que sean vinculantes en la legislación nacional y andina
[1] Véase en: https://ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—sro-santiago/documents/publication/wcms_761519.pdf
Foto: Metropolitan