Ley universitaria en debate

Artículo publicado en Diario UNO

La ley es positiva,pero insuficiente. Si no se introducen reformas, será más vulnerable no solo a las críticas sino a su posible desaparición.

Se ha polarizado la discusión, incluso personalizado, en términos de continuar la reforma o traerla abajo. Se mezclan diferentes aspectos políticos con los técnicos, interpelaciones a la gestión pública, con ataques personales. Planteamos a continuación algunas reflexiones.

EL SISTEMA UNIVERSITARIO PERUANO
Es clara la asimetría no solo entre universidades peruanas y las del primer mundo, sino respecto a otras universidades de la región. Un tema central es el entorno o plano meso. Primero, el marco legal-institucional del país, presenta vacíos significativos en términos de una promoción integral de la educación superior. No solo en cuanto a la acreditación y fiscalización de la calidad, sino en los recursos asignados en un rubro que políticamente no da dividendos en el corto plazo y que ha sido abandonado por diferentes gobiernos.

En segundo lugar, la débil estructura de investigación-innovación en el país, con uno de los presupuestos más bajos de la región, en términos per cápita. No hay una comunidad científica en un plan nacional, ni un sistema nacional que permita una interacción virtuosa. Existen casos excepcionales de universidades o investigadores, que surgen no gracias sino a pesar del sistema.

Tampoco tenemos espacios de integración regional en los cuales se hayan implementado instrumentos que potencien el desarrollo del sistema universitario como en Europa. La Comunidad Andina hubiera podido potenciar iniciativas como las de Mercosur, pero en la actual crisis es muy complicado hacerlo. Podría ser en el ámbito de Unasur, en el espacio sudamericano. También en nuevos espacios de integración como el de la Alianza del Pacífico, que han mostrado gran dinamismo a pesar de su corto período de existencia. Aún en el caso de implementarse esas iniciativas, el cambio institucional a nivel nacional es un requisito.

En tercer lugar, el entorno se complica por la creciente competencia extranjera que deben enfrentar las universidades peruanas, que de manera virtual o presencial ofrecen una serie de carreras universitarias en el país.

Parece estarse consolidando una dinámica de mercados segmentados en el sistema universitario peruano. La “competencia” de universidades que titulan sin mayor esfuerzo, que muchas veces ocultan una situación de desempleo juvenil y que cuando egresados no se ubican en el mercado laboral en las profesiones que estudiaron. Hay algunas extranjeras en este segmento también.

De otro lado, un núcleo de universidades privadas con fines de lucro pero de buena calidad, que son muchas veces sucursales de universidades extranjeras o que están asociadas a ellas y ofrecen doble titulación lo que representa un gran marketing, no solo para captar estudiantes, sino para la ubicación en el mercado laboral. Estas no necesariamente investigan, son más especializadas en carreras aplicadas y ligadas a grupos empresariales. Con este sesgo buscan ofrecer una formación de capacidades con mayor respuesta al mercado laboral, no desde una formación integral o crítica

Un tercer vector, está compuesto por universidades que están en los primeros puestos del ranking en el país (privadas y públicas), aunque rezagadas a escala regional, básicamente por los factores estructurales señalados anteriormente. Estas universidades producen conocimiento con sus limitaciones, investigan, se acreditan, se proyectan a la comunidad y tienen las diferentes especialidades que corresponden a una verdadera universidad.

La estrategia seguida para enfrentar la competencia ha sido la formación de consorcios, tanto de universidades públicas como privadas. Pero, no solo se mantiene la competencia entre unas y otras, sino al interior de los mismos consorcios (especialmente en los casos que se ofrecen carreras similares).

En la medida que en estos consorcios predomine la cooperación y no la competencia interna, puede constituirse en un poderoso instrumento para enfrentar las otras competencias: la desleal y la internacional.

LA LEY
La ley ha planteado el tema de la calidad como un aspecto central, pero la acreditación y el aseguramiento de la calidad deberían ser obligatorios y permanentes. Se ha concentrado la implementación (y los problemas) en las públicas, pero no se ha podido resolver aún el problema de las privadas de baja calidad. La supervisión no debe depender de los rectores, pero tampoco del ministro de turno.

A la ANR se le podían haber quitado funciones de regulación del sistema, pero podría haberse quedado como un organismo de coordinación entre universidades públicas y privadas, estimulando intercambios y consorcios mixtos, sobre todo con universidades regionales.

Sería necesaria una mayor flexibilidad. No todas las universidades deben ser de investigación, podrían tener un buen rol de formación y con diferentes niveles de especialización, creando un sistema mixto, respetando estándares mínimos. Lo mismo con los regímenes de estudios generales, educación a distancia, convalidación de estudios en el exterior.

La ley es positiva,pero insuficiente. Si no se introducen reformas, será más vulnerable no solo a las críticas sino a su posible desaparición.

ESPACIOS DE DIÁLOGO INDISPENSABLES
Es necesario establecer espacios y canales de diálogo, que eviten la polarización y posiciones extremas. Pueden coexistir las universidades públicas, privadas sin fines de lucro y privadas con fines de lucro, siempre y cuando sean de calidad. Las que no puedan cumplir deben ser cerradas, como ha ocurrido en países vecinos

Debe haber un adecuado equilibrio entre regulación y respeto a la autonomía de las universidades. La SUNEDU debería recomponerse, para cumplir con tales requisitos. El gobierno comprometerse al aumento del presupuesto no solo para el funcionamiento adecuado de las universidades públicas, sino también para impulsar el proceso de acreditación y de aseguramiento de la calidad.

Otro pilar es contar con el concurso del sector empresarial, para lo cual habría que dar los incentivos tributarios y financieros necesarios para su inversión en investigación, innovación y desarrollo, con un rol clave de las universidades.

Debemos buscar los acuerdos entre los diferentes actores involucrados, en un tema crucial para el desarrollo del país. Tumbarse la ley o al ministro, no resuelve el problema. Construyamos sobre lo avanzado, haciendo los cambios necesarios.

RESUMIENDO
tenemos una serie de asimetrías con las cuales debemos enfrentar una competencia global. A pesar de ellas, podemos afrontarlas exitosamente tomando acciones individuales y estrategias como las sugeridas, y también desde consorcios de excelencia y formación de campus conjuntos que nos permitan no solo un mejor desempeño en la formación, investigación y servicio al país, sino también, una mejora paulatina en los rankings internacionales.

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