La reforma tributaria: proyecto común en Latinoamérica
Gabriel Casnati
Coordinador Regional Tax-Trade
Internacional de Servicios Públicos
Una nueva investigación concluye que los más pobres pagan más impuestos en la región, mientras los super ricos y corporaciones disfrutan de distintos beneficios fiscales. Contra el mito de la austeridad, los movimientos proponen gravar la renta y el patrimonio del gran capital, tal como ya lo hacen en países desarrollados.
¿Sería utópico imaginar que la tributación sobre la renta y el patrimonio en los países de América Latina pueda aproximarse a la de los países más desarrollados del mundo, mientras reducimos los tributos sobre consumo? Ese cuestionamiento es en lo que se basa el nuevo estudio “¿La justicia fiscal es posible en América Latina?”, publicado por la Internacional de Servicios Públicos, con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert (FES) y elaborado por los economistas Eduardo Fagnani y Pedro de Carvalho Júnior.
La investigación analiza la estructura tributaria en América Latina, comparándola con los países desarrollados de la OCDE. La primera conclusión es que la tributación en los países de la región está en contramano de los países desarrollados relativamente menos desiguales. Es así que, los países de la OCDE concentran su base imponible sobre los salarios – creciendo la alícuota de forma gradual -, grandes patrimonios, propiedades y rentas; al mismo tiempo que la tributación sobre el consumo es relativamente más baja, lo que caracteriza un sistema tributario progresivo en esos países.
Considerando el actual contexto político de derecha en América Latina, distintos gobiernos en la región están anunciando paquetes de reformas de austeridad como argumento para sanar las cuentas públicas y rescatar la economía. Entre esas reformas está la siempre polémica reforma tributaria. En Brasil es el debate del momento, y en países como Costa Rica la reforma fue aprobada de manera muy controversial después de meses de huelga sindical. En Chile, pese a las duras críticas, la propuesta ya está en el parlamento.
Todas esas propuestas de reformas tributarias presentadas recientemente por gobiernos de derecha en Latinoamerica tienen algo en común: ninguna de ellas tiene como reto cambiar la estructura desigual de la base impositiva en la región, que afecta más a los más pobres. Al revés, en general mantienen la lógica de concentrar la mayor parte de la recaudación tributaria en el consumo, sin revisar los privilegios tributarios que suelen ser concedidos a los estratos más ricos de la población y a las multinacionales, elementos que caracterizan la regresividad de los sistemas tributarios en América Latina.
En ese contexto, movimientos sociales en diversos países de la región empezaron no solo a oponerse a esas reformas tributarias que solo concentran más dinero en manos de unos pocos, pero también a articularse para proponer alternativas, técnicamente viables, que busquen reformas progresivas: disminuyendo impuestos de las clases medias y bajas, facilitando la tributación de pequeñas y medianas empresas; y al mismo tiempo aumentar los tributos al gran capital, renta y patrimonio. Es el caso de Brasil, Costa Rica y Chile en los cuales organizaciones afiliadas a la ISP, junto a académicos y otros actores sociales, construyeron propuestas técnicamente consistentes, mostrando que la viabilidad o no de esas propuestas es un hecho meramente político y no técnico.
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