SE LE ACABAN LAS FINTAS AL GOBIERNO
Luego del discurso del 28 de julio, se ha evidenciado en mayor magnitud la falta de rumbo del gobierno, guiado por acciones coyunturales y golpes de efecto, tratando de durar con cierta aceptación, mientras implementa torpemente y sin pausa, la agenda de la gran empresa y los poderes fácticos.
No a la transición
En vez de asumir su rol de gobierno de transición, o mejor, de haberlo promovido, ha buscado una profundización del modelo económico. En el momento de la salida de PPK pudo renunciar, propiciando el adelanto de elecciones que salvara la crisis institucional. Y, abrir un espacio de debate sobre el rumbo que debe seguir el Perú del Bicentenario, con un nuevo pacto económico y social, una renovada Constitución.
En cambio, decidió continuar con una correcta agenda inicial anticorrupción, pero se elaboraron propuestas de “reformas” judicial y política, con “juntas de notables” que no tienen representación democrática. Sintonizó con el clamor y la movilización popular que ha generado cambios y reacciones, más allá de las inicialmente previstas. Esas propuestas las usó el gobierno para “pechar” al Congreso, buscando un reacomodo secundario de fuerzas o una renovación digitada, sin tocar el modelo de desarrollo en curso, que está a la base del problema.
Pero, las fuerzas políticas y sociales que apoyaron al gobierno en esa iniciativa, coinciden con aquellas a las que quieren desplazar del Congreso y algunos espacios del Estado, en la propuesta de liberalización y apertura que se impulsa hace un par de décadas. En vez de aliarse para alcanzar ese objetivo, escalaron sus contradicciones secundarias, generando un entrampamiento del que aún no salimos.
Modelo a fondo
Mientras eso ocurría, respondiendo a la demanda del capital extranjero y gran empresa, con apoyo de organismos multilaterales diseñaron las políticas de “productividad y competitividad”, para profundizar el modelo. Hicieron algo similar desde los gremios privados, con planteamientos presentados en sociedad en los CADE y recientemente la denominada agenda CONFIEP.
En el corto plazo, presionaron por Tía María como un símbolo de ese compromiso del gobierno y una ofensiva anti-laboral, que la movilización de los trabajadores ha detenido temporalmente, obligándolos a insistir con mecanismos menos explícitos y más camuflados en la reciente propuesta del plan de ”competitividad y productividad”.
En el mediano y largo plazo, se busca asegurar el modelo en marcha. No bastan los TLCs, sino que demandan reformas de segunda, tercera generación. Pero, estas se parecen más a las versiones primigenias ya superadas del consenso de Washington, que a las versiones más modernas que se han planteado e implementado en otros países, aún desde esa perspectiva. La OECD exige algunas políticas que han sido muy difíciles de digerir por los poderes fácticos que operan en el Perú. Sobre el tema de competencia y regulación de mercados, derechos de los consumidores, alimentación saludable, medicinas y políticas sociales, no tolerancia con los paraísos fiscales. Esa rigidez, dogmatismo y falta de flexibilidad, contrastan con la actitud de líderes empresariales de países vecinos, donde han impulsado debates para generar una inclusión mínima de sectores y temas que les permita una mejor distribución, y su propia sobrevivencia futura, sin sobresaltos. Ni hablar de polemizar frente a un modelo de desarrollo sostenible alternativo. Responden con reduccionismos, psico-sociales, intentos de manipulación de la opinión pública, con campañas macartistas masivas en los medios de comunicación amigos.
Crisis sistémica y adelanto de elecciones
Mientras tanto, nuevos escándalos y revelaciones muestran la profundidad de la crisis sistémica, pero aquí se hacen los desentendidos. Vía las denominadas políticas y ahora plan de “competitividad y productividad”, insisten con más APPS en todos los sectores, eliminación de lo que queda de empresas estatales, desregulación, ventajas comparativas, flexibilización de estándares laborales y ambientales, predominio de la empresa y la inversión sobre los derechos de la población y sus territorios, elusión y evasión tributaria que no permite obtener los recursos para financiar ciencia tecnología, diversificación productiva, infraestructura y políticas sociales.
Como señalaron transparentemente desde el MEF, mejor una salida electoral en la que tienen un año para tratar de dejar lista la estrategia en curso, que tres peleando y con ruido político. Así, a toda máquina, desde los ministerios y órganos del Estado se están dando los dispositivos legales, y los que deban pasar por el Congreso lo negociarán con el nuevo presidente del mismo, que es un entusiasta del proyecto.
Mientras las tribunas se distraen, se completa el mandato recibido. No de la población, pero eso parece no importar. Pero, los intereses particulares y específicos de algunos de los actores del juego, están poniendo en riesgo ese escenario. Buscan negociar concesiones en la inmunidad y otros aspectos, para durar hasta el 2021. Otros actores quedaron descolocados y no llegan a las elecciones en un año, también necesitan tiempo. Algunos, temen que no controlen el nuevo escenario a pesar de todas las previsiones que están tomando, y prefieren que se complete el mandato inicial.
Este gobierno debilitado, que pide su salida, está más cerca de la vacancia que del adelanto de elecciones, dadas las contradicciones señaladas y el desgobierno que comienza a presentarse en diferentes puntos del país.
Tía María
Hay que ver Tía María en ese contexto. Actuaron “al caballazo”, pero no contaban con la magnitud de la reacción de la población a la licencia otorgada. Se mostró lo manipulado de las encuestas y la millonaria campaña, cuando no pudieron quebrar el paro, sino que solidariamente se sumó Arequipa y el Sur. No aceptan que es una demanda justa y que el proyecto debe ser cancelado, no solo la licencia. Insisten en que la gente no tiene información o es anti-minera, diez años después de sistemática lucha.
Y, ahora, tratan de burlar nuevamente a la población. Suspenden “temporalmente”, hasta que se decida definitivamente si procede o no la revisión planteada por los dirigentes y autoridades regionales y locales. El gobierno escoge interlocutores amables y serviciales en vez de quienes lideran la protesta, y tiene la ilusión que así desmovilizará a la población, ahora que vienen las fiestas de Arequipa. Por cuánto tiempo?
Han decidido sacar adelante al proyecto, están dando o largas y creen que la población es estúpida. Vuelven a subestimar al pueblo, y solo están postergando un nuevo conflicto aún más polarizado. Han criminalizado la protesta, militarizado la provincia, pero no pudieron doblegarlos. A cambio de qué quieren imponerle un proyecto a sangre y fuego a la población?
Y, es que se trata de un símbolo. Tienen pavor que se cuestione y revise no Tía María, sino la estrategia en curso, que la población encuentre partidos y líderes que postulen otras alternativas que lleven al Perú del Bicentenario hacia el desarrollo sostenible. Eso es lo que está en juego.
Salida democrática
O se encuentra una salida pacífica y ordenada en la que en elecciones adelantadas o una Constituyente, se defina el futuro democráticamente con la actual correlación de fuerzas del país; o pasará a la historia este régimen, como aquel que por profundizar el modelo en curso, incendió la pradera y nos hizo perder una oportunidad más.
Sea el adelanto de elecciones, o la renuncia de presidentes y del Congreso, con nuevos actores, se debe procesar esta contradicción democráticamente. Que el pueblo decida si se quiere profundizar el modelo o cambiar el rumbo, y con quiénes. Sr Vizcarra, cancele la licencia de Tía María, inicie un debate nacional sobre las denominadas políticas y plan de “competitividad y productividad”, pero no las siga intentando imponer al “caballazo”.
Si no rectifica, se profundizarán la polarización, el desgobierno y los conflictos sociales. En medio del desmadre de nuevas denuncias cruzadas de corrupción, atribución y recriminaciones por responsabilidades del fracaso de las iniciativas gubernamentales, se abrirán espacios para opciones extremas, que no necesariamente conducirán nuestro destino a buen puerto. El Perú no lo merece.